Amor Platónico

jueves, 13 de noviembre de 2008

Amor Platónico

“… Creo que te voy a extrañar… tus susurros en mi oido daban fiebre de soñar…” Devuélveme mi amor – Voz Veis

El amor platónico es una de las expresiones imprecisas en las cuales se concede una importancia más espiritual que sensual al amor. Es una forma de amor y amistad en que no hay un elemento sexual o este se da de forma mental, imaginativa o idealística y no de forma física.

Es necesario hacer el inciso anterior, ya que no hay otra manera de explicar la conexión platónica, incluso con una persona desconocida.

Fue como la otra vez… En sueños nos encontramos; con esa familiaridad extraña que sólo es posible en ese mundo donde las ilusiones y la imaginación nos llevan a lugares inhóspitos y anhelados.

Mi corazón latía fuerte, rápido como el aleteo de un colibrí al descubrir el soundtrack en mi sueño, tal vez en mi inconsciente, no sabía en donde estaba, pero si a quien me encontraría.

Su voz, enseguida el nudo en la garganta; como disimular mi emoción ante esos ojos tristes y soñadores a la vez; nos reconocimos a media sonrisa y bajando la cabeza como dos niños pequeños; ya habíamos compartido en otro país de sueños; pero de alguna manera esto era diferente.

Recuerdo sentir mi cuerpo temblar al roce de nuestras manos y una confianza total cuando las juntamos; la sensación de que sólo existíamos los dos en ese salón, le daba a nuestra conversación potenciales inimaginables de poesía; como cuando el compositor de aquella sinfonía encuentra los acordes perfectos; disfrutamos la compañía el uno del otro.

No existía la gravedad, la tensión era muy fuerte, lo recuerdo y sigo teniendo esa sensación de adolescente tardía, en donde la emoción notable me hizo sentarme a escribir; como la otra vez, gracias a ese celestino que a la vez hace de musa, para escribir con el ahínco de querer contar historias…

No sé de qué va realmente el amor platónico; tal vez salta de la admiración y se pasea por un sonrojar de mejillas, latidos intensos de corazón y un inocente roce de labios, para terminar en una afinidad tan llena de complicidad que me permite plasmar lo ocurrido, deseando que tu también hayas soñado lo mismo, incluso sin conocerte…

Ma. Carolina Zerlín

13.11.2008